La profundidad de la nada

Desesperado, Marisa lo increpa. ¿Buscas tus ojos? Ni siquiera le presta atención, la bruma es un ensayo de alegría.  ¿Buscas tus piernas? Actúa como si no estuviese allí, todo gira siempre al principio del todo. ¿Buscas tú corazón? Escupe una maldición como respuesta, el torrente infame de una caricia tibia. ¿Buscas tú talismán?, continúa ignorándola, recompensas de un esfuerzo esfumado. ¿Buscas esto? Ella estira su mano y le muestra un fajo de billetes, Pedro le sonríe amablemente...